Primera Ascensión: Manuel Bescós, Alberto Rabadá y Ángel López “Cintero” en 1953.
Material necesario: Vía equipada. Llevar fisureros y friends si se quiere complementar.
Puestas sobre la mesa las cartas de ambas cordadas y visto que nadie iba a dejar que la gloria recayera sobre la cordada rival, la carrera por llegar el primero al Puro había dado el disparo de salida. El siguiente día festivo iba a ser el del 18 de julio (festividad en época franquista por el día del golpe de estado contra la república) por lo que las dos cordadas realizaron la misma estrategia: llegar antes a Riglos. Catalanes y aragoneses deciden adelantar la conquista al fin de semana anterior, pero son M. Bescós, Rabadá y Cintero los que consiguen la tarde del 12 de julio llegar al pueblo. Suben a la gran cornisa donde se sitúa la segunda reunión, dejan gran parte del material y descienden de nuevo al pueblo para dormir en casa de don Justo.
Al día siguiente, 13 de julio, los escaladores logran llegar hasta el collado del Puro donde realizan el vivac.
14 de julio de 1953. Desde el collado, por terreno ya conocido en la tentativa del mes anterior, logran llegar en 8 horas hasta la base de la última panza, desde donde tuvieron que rapelar por la tormenta de la última tentativa y donde habían dejado el clásico buzón de las escaladas de la época. Superan la panza con un paso de hombros y al final del día llegan a la cumbre. Tras 6 tentativas previas, dos muertos y 6 años de intentos y prohibiciones, el Puro ha sido finalmente conquistado.
Cintero, Manuel Bescós y Rabadá en el apeadero del «Canfranero»:
La vía empieza por el lado norte y termina por el lado sur-este, da la sombra durante la mayor parte del tiempo, así que es mejor realizarla sin frío. Tiene varias opciones de entradas: la directa (que elegimos nosotros) o la original. Se pueden empalmar largos o de utilizar reuniones intermedias. Nosotros subimos en 7 largos:
Largo1, V+. Empieza a la izquierda de la cueva, diedro con bastantes alejes. Los agarres están lavados, a mí me pareció 6a. El paso más duro está protegido por un cordinillo. La reunión es la peor de la vía: una sirga de cable en un puente de roca unido a un buril:
Largo 2 V. Bien protegido, diedro con zona vertical en la llegada a la reunión:
Largo 3, IV. Travesía fácil a derechas hasta la base de la cueva.
Largo 4, 6a. Salir en trave y superar el techo de la cueva. Dos parabolts muy cercanos y un buen clavo en la salida del techo, último pasito de IV para llegar a la reunión.
Largo 5, IV+. Chimenea que avanza a resaltes, con pocos seguros, la mayoría cordinos en puentes de roca y con último paso vertical, estrecho y sin apenas agarras donde toca subir encajonado. A partir de ahí queda una fácil trepada hasta el collado con el famoso bloque encajonado.
Collado:
Largo 6, V+. Tirada corta llena de panzas y con los pocos seguros alejados (si no se tiene cuidado de poner de vez en cuando cintas desplegables la cuerda roza mucho):
Largo 7, V. Largo agradecido y con ambiente.
Largo 8, 6b. Salida dura con una panza de 6a bien protegida, muro vertical con bastantes agarres que termina en una reunión opcional justo debajo de la última panza, de 6b protegida con un par de parbolts y un clavo con un cordino. Los últimos metros tumban.
Cima del Puro:
La bajada se realiza rapelando desde una sirga a la que se accede destrepando 3-4 metros por el lado norte. Con cuerdas de 60 metros sólo hay que realizar 4 rápeles: el primero desde la cima a la reunión intermedia de la chimenea, el segundo hasta la base de la cueva, el 3º desde el extremo final de la sirga de la cueva hasta una cómoda repisa y el 4º un rápel corto hasta el suelo.
Primer rapel, por dentro de la chimenea:
Cintero, Manuel Bescós y Rabadá después de la primera ascensión al Puro: